San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús

El 26 de julio, celebramos a los padres de María: San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús. Así que también es hora de recordar a nuestros abuelos.
En hebreo, Ana significa "gracia", mientras que Joaquín es relativo a "el Señor prepara o fortalece".

San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús

Según los escritos apócrifos, no canónicos del Protoevangelio de Santiago, San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús, eran estériles. A pesar de esta dificultad, San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús, fueron fieles a Dios y a los designios que Él propuso para sus vidas.
La gracia concedida por Dios a san Joaquín y a santa Ana, los abuelos de Jesús, para concebir a la Virgen María, trae consigo otro dato interesante: además de ser estériles, ya eran viejos.
Desde este gran milagro en la vida de san Joaquín y santa Ana, los abuelos de Jesús, la dedicación de ambos estuvo en la educación de María hasta su compromiso con José, enseñándole las profecías de la llegada del Mesías y cómo dirigirse a Dios con inmensa piedad.

San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús: el eslabón de la salvación

Es correcto decir que San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús, son el vínculo entre la voluntad de Dios y la venida de su hijo para salvarnos.
Dios, viendo la tristeza de esta pareja por no poder realizar el sueño de tener un hijo, vio en ellos la forma en que se realizaría la salvación. Por esta razón, María siempre ha sido elegida para recibir en su seno al Hijo de Dios encarnado.
De este modo, san Joaquín y santa Ana, los abuelos de Jesús, fueron, en la tierra, el timón de María, guiándola bajo el temor y el amor de Dios, mientras que el Padre fue la brisa ligera que la guió a concebir, cuidar y vivir para Jesús.

Oración a San Joaquín y a Santa Ana, los abuelos de Jesús

Señor, por la intercesión de san Joaquín y santa Ana, los abuelos de Jesús, recuerda a aquellos a quienes regalaste el don de una larga vida. Recompénsalos ahora por el bien que han hecho en el pasado, perdónalos por sus faltas. Haz felices sus días y dales Tu gracia para que puedan seguir creciendo a través de los desafíos de sus últimos años. Dales vida eterna contigo. Señor Jesús, te pido que bendigas a todos los que han alcanzado la edad avanzada, especialmente a estos:

Afecto, respeto y dignidad a los ancianos

Y a mí, Señor, pido la gracia de saber valorar a los ancianos, pido la gracia de saber prestar atención, afecto y afecto, respeto y dignidad a los ancianos. Sé que si Tu bondad me concede algún día, yo también lo seré, y sé que la vida es una experiencia de aprendizaje. Así que rezo, dame la gracia de saber envejecer, dame la madurez que mi edad me permite tener, dame sabiduría, comprensión del mundo y de las personas porque cada día es un paso hacia tu presencia.
Señor, por la intercesión de san Joaquín y santa Ana, los abuelos de Jesús, pedimos la gracia de aceptar el tiempo, de aceptar los acontecimientos, pero nunca de renunciar a un nuevo comienzo. A los que ya son ancianos, pedimos al Señor que sepamos amarlos en sus debilidades, acogerlos en sus limitaciones, ayudarlos en sus dificultades. Que mi presencia con los ancianos los lleve a superar el sentimiento de soledad y me ayude a ser un oído que escucha, una mano extendida y un corazón que ama. Amén.